Mi camino se iba cerrando por los senderos del bosque hacia el río, por el ámbar, por el veneno amarillo, por el rastro de plumas dormidas de las aves que caen al mar empujadas suavemente por la lluvia. Y el río, murmurante y silencioso a la vez, como un corazón inundado con hojas secas, abrió lo verde con sus dedos claros y sacó de su pecho libre ciegos peces que un día vieron incrédulos aquel templo del tiempo salir de la piedra y el fuego. Aquí está todo mi secreto, dice el río abriendo sus manos. Todo lo que digo y lo que callo: la madre, las crías, el padre, los dioses. Ellos son el río. No busques más: ellos son el río. De J. F. Robles, Especies. Granada: Valparaíso Ediciones, 2022.


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