Cuando las raíces negras del cielo tomaban la luz de esta tarde y la entregaban a los cuervos como si fuera un puñado de alpiste viejo, recordé que un día no estaré contigo en esta tierra. Lejos del aire común que respiramos, pondré sobre mi solitaria mesa los frutos secos de mi vida, el vino que jamás pude beber, el pan que alguna vez me fue negado. Terminada esa merienda, me iré caminando hasta el lugar más recóndito que las aves que han visto todo llaman paraíso. La muerte tiene esa tranquilidad que admiramos de las plantas. Esa dulzura del agua que corre por sus hojas. Entonces te dirán los insectos de la mañana que nunca quise irme del mundo sin oler la lluvia contigo. Que nunca quise irme sin decir antes que el dolor es una forma de ausencia. De J. F. Robles, Especies. Granada: Valparaíso Ediciones, 2022.
Leave a comment